GRECIA 3: EL MITO DE DEMÉTER Y PERSÉFONE

Hoy es un buen día para conocer un mito griego, en realidad cualquier día es perfecto para los mitos, para los cuentos, para las leyendas. Como nosotros hoy en día los griegos dejaban volar su imaginación en tiempos oscuros y lograban que cualquier acontecimiento por malo que pudiera parecer, fructificara en una hermosa leyenda destinada a perdurar en el tiempo…Y es así como Deméter ha llegado hasta nuestros días como la diosa de la naturaleza y la agricultura. No fue sencillo, tuvo que enseñar a los humanos la forma de cultivar la tierra que nos alimenta. Antes los hombres recogían lo que la madre naturaleza producía, pero no eran capaces de producir sus propios alimentos, eso cambió cuando Deméter se puso manos a la obra y les enseñó a cosechar los campos. Antes de nada, que sepáis que Deméter era hija de Crono y Rea, por lo tanto hermana de Zeus. Como el resto de los hermanos, fue devorada por su padre para evitar ser destronado por ellos. Cuando Zeus logró derrotar a su padre, Deméter fue rescatada y tomó su lugar en el Olimpo. Deméter había tenido una hija llamada Perséfone. Era muy bella y un día, Hades, dios del inframundo, la vió y decidió convertirla en su esposa. Le pidió permiso a Zeus para casarse con Perséfone, pero no queriendo tomar partido entre sus dos hermanos, Zeus le dió una respuesta ambigua, un ni sí ni no, que no aclaraba su posición. Hades estaba tan enfadado que decidió raptar a la chica usando una grieta en la tierra, de ella salió en un carro tirado por caballos negros. Durante nueve días y nueve noches Deméter buscó a su hija, desesperada. Al décimo día, con Hécate, diosa de la Luna, acudió a Helio, dios del Sol, que todo lo ve y todo lo sabe, para asegurarse de que era Hades quien se había llevado a Perséfone. Furiosa por la traición de sus hermanos, en lugar de regresar al Olimpo, vagó por la tierra prohibiendo a los árboles dar sus frutos y a las plantas crecer. El campo se secó, las fuentes dejaron de manar y los hombres hambrientos gritaban pidiendo la ayuda de los dioses. Así las cosas, Zeus no tuvo más remedio que tomar partido y envió a Hermes, el mensajero de los dioses, al inframundo para ordenar a Hades que devolviera a Perséfone. Fácil, ¿no?, pues no, porque al mismo tiempo le envió otro mensaje a Deméter diciéndole que Perséfone volvería, pero solo si durante el tiempo que había pasado en el inframundo no había comido nada. ¿Os imagináis?, nueve días enteros sin comer. Pobrecita. Perséfone se moría de hambre, pero aguantó como una campeona, hasta que el último día vio una jugosa granada y se comió siete granos, siete nada más. Siete. Hades estaba pletórico y Deméter furiosa, así que lanzó una maldición jurando que jamás regresaría al Olimpo y que nunca crecerían de nuevo alimentos de la tierra. Ante esta calamitosa situación, Zeus recurrió a su madre Rea, para que intercediera entre sus hermanos. Rea llegó a un acuerdo con ellos, Perséfone estaría tres meses al año con Hades y el resto del tiempo volvería a la tierra con su madre. Y desde entonces, así están las cosas. Mientras Perséfone vive en el inframundo con su esposo, Deméter está triste, la tierra deja de dar frutos y llega el invierno. Cuando Perséfone vuelve, su madre se alegra y llega de nuevo la primavera, los campos florecen y se llenan de flores, los árboles se llenan de frutas y hay cosechas de alimentos hasta que llega el otoño. Y aquí tenéis a Perséfone para descargar i pintar!

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